COLOSENSES 1: 10 “Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.”
Una vez, un joven estudió violín con un maestro de renombre mundial. Trabajó arduo durante varios años para perfeccionar su talento y al fin llegó el día cuando se le pidió que diera su primer importante recital en público, en la gran ciudad donde vivían ambos.
Luego de cada partitura que él tocaba con gran habilidad y pasión, el violinista parecía receloso ante los grandes aplausos que recibía, y eso que en la audiencia estaban algunos expertos en la música no dados a aplaudir presentación alguna que no fuera de calidad superior. El joven actuaba como si no pudiera escuchar el aprecio que era derramado sobre él.
En el cierre del último número, los aplausos fueron estruendosos y se escucharon numerosos: -“¡Bravo!”-, -“¡Bravo!”-, -“¡Bravo!”-... No obstante, el talentoso joven violinista tenía sus ojos fijos en un solo lugar. Al fin, cuando un anciano en la primera fila del balcón principal sonrió y asintió con su cabeza en señal de aprobación, recién el “alma le vino al cuerpo” sintiendo gran alivio, y sintió mucho gozo.
¡Su maestro, a quien él conocía y comprendía, había alabado su trabajo! ¡Los aplausos de miles no significaron nada hasta que él ganó la aprobación y el agrado del maestro!
¿A quién intentas agradar hoy? ¿Buscas el favor de los hombres o el de Dios?
Nunca podrás agradar a todos, pero sí a Aquel que es más importante, tu Padre Dios. Hoy y todos los días tienes la oportunidad de que con tus actitudes y forma de ser, agrades al Señor. Mantén tus ojos en El y no fracasarás – Amén.
Lectura Bíblica: COLOSENSES 1: 9-12
9 Por esto nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes y de pedir a Dios que los haga conocer plenamente su voluntad y les dé toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual.
10 Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios. 11 Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría 12 darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo.
ENVIADO POR: Angela Jáquez de De La Rosa
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